De modo que con cada respiración estás muriendo y volviendo a nacer. El intervalo entre ambas es de muy breve duración, pero la observación y atención aguda, sincera, te permitirá advertir la pausa. . .
No tienes que adiestrar la respiración. Déjala tal como es. . . .
¿Una técnica tan simple para conocer la verdad?. . .
Pruebalo. De pronto lo comprenderás; y lo puedes comprender; ya está ahí. No hay que añadir nada ni a ti ni a tu estructura; ya está ahí. Ya está todo ahí excepto una cierta consciencia.
¿Cómo hacerlo?
En primer lugar toma consciencia de la inspiración. Observala. Olvídate de todo, simplemente observa la respiración que entra; el paso mismo.
Cuando la respiración toque las ventanas de la naríz, siéntela ahí. Y deja que entre. Vete con ella con completa consciencia. Cuando bajes más y más con la respiración, no la pierdas. No te adelantes y no te quedes atrás; muevete con ella. Recuerda esto: no te adelantes, no la sigas como una sombra; sé simultaneo con ella.
La respiración y la consciencia deberían volverse una sola cosa. La respiración entra; tú entras. Sólo entonces será posible caer en la cuenta de lo que hay entre dos respiraciones. . .
. . .En terminología budista esta técnica se conoce como Anapanasati Yoga. Y la iluminación de Buda se basó en esta técnica; sólo esta. . .
Fuente: El libro de los Secretos de Osho
Lidia Sánchez- Varani