. . . Observa a un niño durmiendo, observa su respiración. La respiración entra; el abdomen se hincha. La respiración no afecta al pecho. Por eso es que los niños no tienen pecho, sólo abdomen: un abdomen muy dinámico... Los niños están en su centro. Por eso son tan felices, tan llenos de gozo, tan llenos de energía, jamás cansados; rebosantes, y siempre en el momento presente, sin pasado ni futuro . . .
. . . Vas a un paraje de montaña. De pronto estás fuera de la cuidad y de tu prisión. Te sientes libre. El cielo es inmenso y el bosque es verde, y la cumbre toca las nubes. De repente respiras profundamente. Puede que no lo hayas observado.
Si vas a un paraje de montaña observa.
En realidad no es el paraje de montaña lo que produce el cambio. Es tu respiración.
Aspiras profundamente. Dices: "¡Ah! ¡Ah!" Tocas el centro, te vuelves total por un momento, y es todo dicha. Esta dicha no proviene del paraje de montaña, esa dicha proviene de tu centro: lo has tocado de pronto.
En la ciudad tenías miedo. Allí por taodas partes estaban presentes otros, y te estabas controlando. No podías gritar, no podías reir. ¡Que pena! No podías cantar y bailar en la calle. Tenías miedo: había algún policía cerca, a la vuelta de la esquina, o el sacerdote o el juez o el político o el moralista. Había alguien a la vuelta de la esquina, así que no podías bailar en la calle. . .
. . . En realidad, tu respiración no tenía que ver contigo; sucedió de repente. Debido al cambio de situación, la marcha cambió. Estabas en una nueva situación, no podías respirar como antes, así que, por un momento, hubo una nueva respiración. Tocó el centro, y sentiste la dicha . . .
. . . Respira profunda, lentamente. Toca el centro; no respires desde el pecho: ése es uno de los trucos. La civilización, la educación, la moralidad, han credao la respiración superficial. Será bueno ahondar en el centro, porque si no, no puedes respirar profundamente . . .
Fuente: El Libro de los Secretos - Osho